Jorge Gordillo,(78 años y peluquero desde los 11): “La peluquería es mi vida, no pienso retirarme”

13.02.2023

Nacido en la provincia de San Juan en 1945 y residente en Mar del Plata desde hace 56 años. Jorge Gordillo es peluquero desde niño y continúa ejerciendo su oficio con verdadera pasión. "De acá solo me saca el funebrero", asegura mientras sigue al frente de Look Coiffure, su local en la calle Moreno 2584, el 'Maestro' de peluquería con importantes premios nacionales e internacionales, trabaja sin descanso en un importante proyecto para "jerarquizar la actividad y dejar un legado para futuras generaciones". 

Jorge Gordillo se aproxima a las ocho décadas enamorado de su oficio. El mayor de seis hermanos, de padre jornalero y madre modista y ama de casa. A la edad de 11 años su padre lo cargo en el caño de la bicicleta y le dijo: "te llevo para que aprendas un oficio". Según rememora, a la vez que lava el cabello de un joven cliente, "en ese tiempo la condición social y económica de la familia, a pesar de que era un buen alumno, no daba para que siga estudiando y tuve que salir a trabajar para ayudar en el hogar". Aprender un oficio era la solución de su padre para que tuviera una herramienta para defenderse en la vida. "Pasamos por la carpintería y me dijo, mejor no porque vos sos muy distraído y me vas a venir con un dedo menos. Por el taller mecánico, pensó, acá tampoco te veo. Y cuando llegamos a la plaza, se le ocurrió ir a hablar con el peluquero, que era amigo". Así fue el inicio de su larga historia entre peines y tijeras.

Jorge trabajaba con esmero y conservaba la ilusión de seguir estudiando, aunque su papá le insistía que no era posible. Trató de convencerlo, porque había sido escolta de la bandera en el colegio, pero aun así no pudo continuar el colegio. Gordillo recuerda que las primeras prácticas fueron terribles: en esa época se cortaba el pelo con la maquinilla manual, que todavía conserva como una pieza de museo. Cuando cumplió 13 años logró realizar completamente solo un corte sin que se lo retocara el peluquero que le enseñaba. A partir de ese momento le autorizó a cobrar por su trabajo. Hasta entonces cortaba el pelo gratis. La condición fue que iba a cobrar la mitad de lo que ganaba su jefe. Jorge se considera peluquero a partir de ese momento.

En el año 1965, la marca L'Oréal de París trajo a un francés para que enseñara a los peluqueros argentinos a cortar el pelo con navaja, que fue una gran novedad, lo que se llamó el corte Hardy, por su creador Georges Hardy. En ese tiempo Jorge estaba haciendo el servicio militar, por lo que pudo hacer el curso con el discípulo del francés en noviembre de 1967. Su trabajo fue destacado entre todos los peluqueros que participaron y lo invitaron a Mendoza para hacer un master. Entre 150 participantes volvió a destacar su trabajo por lo que lo invitaron a trasladarse a Buenos Aires. Jorge se negó porque no quería cambiar la tranquilidad de su vida de pueblo por la vorágine de la capital. "Sos un chico joven y tenés condiciones, podes llegar lejos si es que te interesa", le aseguró el gerente nacional de L'Oréal que le prometio apadrinarlo si se decidía a viajar a Buenos Aires u otro sitio cercano. "Obviamente me explotó la cabeza y me di cuenta de que tenía que irme de San Juan si quería evolucionar", explica Jorge. Fue así que buscando la forma y contactos, a través de un conocido llegó a Mar del Plata. Desde la ciudad costera fue posible seguir creciendo en su oficio, viajaba todos los fines de semana a capital para seguir formándose.

CAMPEÓN NACIONAL DE CORTE Y PEINADO MASCULINO

En los años '70 llegaron los campeonatos. Con un fracaso la primera vez que participó, según recuerda Jorge que eligió mal el modelo para su corte y al final no figuró entre los seleccionados. "A partir de ahí busqué la mejor cabeza de la ciudad", aclara. En el segundo campeonato argentino en el año 1971, clasificó en la zona y fue a la final logrando el segundo premio. Por entonces, trascendió su logro en Mar del Plata y se llenó de trabajo y posibilidades. Mucho más cuando al año siguiente consigue el primer premio argentino de corte y peinado masculino que otorgaba el Atelier Georges Hardy. Automáticamente su reconocimiento hace que lo incorporen a la escuela de maestros y al jurado. Desde entonces y durante 30 años, ha formado a otros en su oficio en Buenos Aires, Mar del Plata y las principales ciudades del país.

Jorge hace el recuento de su vida mientras trabaja en la cabeza de un cliente de hace 20 años, "es uno de los más nuevos", dice porque vive en Mar del Plata desde hace 56 años y aun tiene gente que atiende desde hace 53 años.

Su trayectoria le valió en 1993 el reconocimiento como maestro de América del Sur, una placa que se destaca en el salón de la peluquería de la calle Moreno. En el año 1997 Jorge decide dar un paso al costado en su carrera como formador, aunque no le querían aceptar la renuncia. "Hoy estoy considerando uno de los maestros, de los pocos que quedamos porque la mayoría ya están con San Pedro algunos y otros quizás con Lucifer", bromea el peluquero que cada año es invitado de honor en la hoy denominada UPA (Unión de peinadores Argentinos).

"Tengo testimonio de todo lo que acabo de contar, porque en realidad, que es lo que yo transmito cuando doy una clase o lo que fuera, es que nuestra tarea es usar la cabellera como un elemento de adorno complementario para mejorar la imagen y presencia de la persona, desde el punto de vista estético", explica.

Presidente de la filial de Racing en Mar del Plata, durante siete años hasta que salió campeón en 2001. "Soy sociable, el mismo trabajo me llevo a compartir con la gente, a tener empatía, a ser solidario y me gusta participar de propuestas inteligentes, razonadas y probables de realizar", se define. A partir del 95 participa en un plan para organizar la actividad, para lograr la mayor cantidad de beneficios sociales en lo posible para los trabajadores del sector y desde lo técnico, la excelencia, jerarquizando el oficio, tratando de dejar un legado para las futuras generaciones.

Sin planes de retirarse, sigue al frente de su peluquería en la que trabaja junto a la cosmetóloga Marta. "No tuve la visión ni el acompañamiento como para organizarme empresarialmente, entonces no supe mantener la estructura de negocio que tuve con seis peluqueros y llegó un punto en que me quede solo", explica.

Actualmente participa de un proyecto a nivel nacional para generar una escuela de peluquería conjuntamente con cosmetología: "considerando que somos trabajadores de la estética la idea es hacer una escuela única e invitar a todas las instituciones que representan al sector con la idea de unificar y de que sea un proyecto que ligue todo lo que ya existe y construir sobre lo que ya está hecho. Por eso hemos creado, con Angel Bustos, un cosmetólogo de Bahía Blanca, muy destacado en el país, una currícula de escuela que sea una carrera a dos anos desde lo técnico con un tercer ano de capacitación y perfeccionamiento. Y luego con un par de anos de tecnicatura universitaria para formar especialistas en cada una de las tareas específicas que tiene que ver con la profesión, que es un oficio profesionalizado, donde si el sueño se cumple en el futuro van a haber instructores técnicamente formados. Tratamos de volcar en este proyecto la experiencia de toda una vida aprendiendo y enseñando", explica Jorge que trabaja sin descanso en esta idea.

"La peluquería es mi vida, no pienso retirarme. De acá solo me va a sacar el funebrero... mientras yo pueda estar parado seguiré acá", sostiene Jorge mientras da los últimos toques en el cabello de Miguel. 'Cada vez que vengo rejuvenezco diez años", asegura su cliente.